Los diez beneficios de escribir a mano

El complejo acto de escribir

Es esencial que conozcas qué zonas del cerebro se activan con el acto de escribir. La escritura manuscrita pone en marcha tres procesos cerebrales fundamentales: el área visual, habilidades motoras y capacidades cognitivas como la lógica y la memoria.



¿Escribir a mano o darle a la tecla?

Cada letra que trazamos es diferente a las demás, tiene su propia estructura de forma y una dinámica de ritmo que la diferencia de las otras letras. Por lo tanto, nuestro cerebro asocia a cada letra una idea diferente y, al establecer ligados o uniones entre letras, trabajamos la asociación de ideas, de pensamientos; fomentamos la habilidad lógica, la continuidad y el razonamiento vinculado y estratégico.

¿Comparamos este ejercicio con el que hace nuestro cerebro cuando escribimos en una computadora, en la tablet o en el móvil?

En la escritura mecanografiada, todas las letras son iguales, todas tienen forma de tecla y su dinámica es exactamente la misma: un golpecito con la punta dedo. El único trabajo del cerebro aquí es identificar en qué tecla –exactamente igual a todas las demás- se ubica la letra que queremos escribir. La da un golpecito y la aísla del siguiente golpecito de tecla, que se produce unos microsegundos después. No existe vínculo entre una letra y otra. No hay, por tanto, continuidad, ni asociación de ideas, sino ideas independientes separadas por un golpecito de tecla.


Cuando el cerebro hace gimnasia

El volumen de activación cerebral es, por lo tanto, mayor en la escritura a mano y también son mayores las conexiones que se establecen entre los dos hemisferios cerebrales. Las redes neuronales que tejemos con la escritura manual son mucho más complejas que las que realizamos con la escritura mecánica o sobre teclado.

La escritura manuscrita genera imágenes mentales diferentes por cada letra y provoca chispas en nuestro cerebro al conectar unas áreas con otras y activar las conexiones neuronales. El cerebro despierta, se activa, se revitaliza y se pone a hacer gimnasia.

La escritura mecánica, por el contrario, es más automática. Las imágenes mentales que genera son todas iguales por lo que las neuronas trabajan menos y la conexión entre áreas cerebrales no sólo es menor, sino también más lenta. El cerebro trabaja más despacio, en un proceso autónomo y monótono, nada espontáneo y mucho menos creativo que el de la escritura manual.


¿Cuáles son los diez beneficios de escribir a mano?


Favorece la asociación de ideas y el razonamiento lógico

La unión de unas letras con otras provoca que el cerebro vincule ideas del pasado con otras el presente e incluso se anticipe a las del futuro. Las ligaduras entre letras son nexos de unión entre ideas y pensamientos que, de forma constante, trabajan la comprensión, la abstracción y la lógica. Cuando escribimos a mano, nuestro cerebro se encuentra constantemente tomando decisiones, buscando soluciones.

Además de todo esto, el cerebro se agiliza cuando tratamos de escribir sin levantar el útil de papel o con las mínimas detenciones posibles. Nos ayuda a ser más astutos, a pensar más deprisa, a entender las cosas y situaciones con mayor agilidad, favorece la capacidad de improvisación y, como veremos más adelante, alimenta la creatividad.

La escritura cursiva ligada es, en definitiva, una mina de oro para el desarrollo de la inteligencia y la agilidad mental.


Mejora la capacidad de concentración

Cuando escribimos a mano proyectamos un foco hacia el que nos dirigimos, centrando nuestra atención en él y evitando las posibles distracciones.


Enriquece el aprendizaje

Al escribir a mano trabajamos en un proceso constante de análisis y síntesis, procesamos mejor la información y entretejemos un mapa mental en nuestro cerebro para expresar las ideas con nuestras propias palabras. Nos ayuda además a ordenar y estructurar las ideas en la mente.

El acto de escribir favorece también en mucho la comprensión lectora. Se ha comprobado fehacientemente que los niños que escriben mucho, son los que se sueltan antes en la lectura fluida.


Activa la memoria

Cuando escribimos a mano, el cerebro, el ojo y la mano tocan una melodía al unísono, trabajan juntos en total coordinación. El cerebro piensa, el ojo ve y la mano escribe en un proceso cíclico, es decir, lo que la mano escribe vuelve al ojo y, de éste pasa al cerebro que lo procesa, retiene y después lo archiva.

Además, cuando escribimos a mano, estamos generando formas diferentes con el dibujo de cada grafía, imágenes mentales bidimensionales que nuestro cerebro manipula de forma inconsciente. Mientras las procesa y manipula, las identifica con esas imágenes que vemos continuamente y que asociamos a cosas importantes. Es como si a nuestro cerebro le saltara el aviso “Si está escrito es porque es importante”. Por eso, cuando escribimos a mano una idea, un concepto, nuestros apuntes o cualquier nota urgente que no queremos olvidar, somos capaces de recordarlos después con mayor facilidad.

Además, el acto de escribir, facilita que podamos poner orden en todas las ideas sueltas y desordenadas que bullen en nuestra mente. Al trasladarlas al papel les damos estructura, establecemos un método, ponemos orden en el desconcierto.

Es por todo esto que se recomienda a los estudiantes escribir sus apuntes y realizar esquemas a mano y no en dispositivos electrónicos.


Relaja, evita la ansiedad y combate el estrés

El ejercicio viso-motor de la escritura a mano ayuda, como hemos comentado, a favorecer la concentración. El hecho de estar entretenidos con una actividad que invita a la dinámica constante y al ejercicio del pensamiento, nos evade de los problemas y de las preocupaciones. Cuando escribimos, concentramos nuestra atención en cada letra, nos deleitamos en cada trazo, en el ritmo y la secuencia de su dibujo y mantenemos la mente ocupada en ese pensamiento que estamos transmitiendo al papel. Ese foco sostenido en el tiempo, nos hace olvidar los problemas y concentrarnos solo en el momento presente.

Además, está comprobado que expresar nuestras preocupaciones por escrito resulta muy terapéutico, ya que nos ayuda a soltar lastre y a aliviarlas. Traspasar un problema de la mente al papel implica sacarlo del cajón mental donde estaba guardado y, de algún modo, desvincularnos de él, ya que lo desviamos hacia un soporte externo a nosotros mismos.


Favorece la creatividad y ayuda a cumplir sueños

La práctica habitual de la escritura manuscrita despierta la imaginación y fomenta la creatividad.

Escribir es una de las mejores formas de expresión. Al escribir vertemos nuestras ideas, nuestros pensamientos, nuestros proyectos e incluso alguna que otra locura sobre el papel. Y muchas de esas locuras son, casi siempre, el germen de una idea brillante. Al traspasar el pensamiento al papel, hacemos magia y le damos forma. Damos vida, consistencia y convertimos una entidad imaginaria, un proyecto creativo, en una realidad tangible –y legible- sobre una hoja.

La escritura a mano implica una actividad neuronal más intensa, ya que cuando alguien escribe obliga al cerebro a enfocarse en lo que desea y a crear imágenes mentales. Eso le ayuda a familiarizarse con lo que se desea y en consecuencia a lograrlo (Jean-Luc Velay)

Es por todos conocida la famosa frase “si lo crees, lo creas”. Proyectar las metas, los objetivos, los sueños sobre un papel y dotarles de personalidad con una escritura manuscrita implica poner el foco en el horizonte hacia el que nos queremos dirigir para lograrlos.

Escribir los propósitos sobre un papel genera un compromiso para con ellos. Además, si tenemos en cuenta que escribir en cursiva ligada es continuidad, realizando ligaduras entre letras incentivaremos con ellas la capacidad de constancia, de perseverancia y el sentido de la responsabilidad hasta ver nuestros objetivos y sueños cumplidos.


Fomenta la perseverancia

El acto de escribir invita a la constancia y mucho más si ejercitamos la cursiva ligada. La ligadura o cohesión entre letras activa, como ya hemos comentado, la asociación de ideas, de conceptos, de pensamientos y con ella la capacidad de lógica. Pero no sólo trabaja esa continuidad y constancia en nuestra mente, sino también en nuestra forma de actuar y de enfrentarnos a las distintas situaciones o problemas.

Escribir tratando de levantar el útil lo menos posible, favorece la fuerza de voluntad, la perseverancia, el empeño en terminar lo que hemos comenzado, la disciplina y el compromiso para con nuestras tareas y proyectos. Escribir ligado nos invita a impulsarnos adelante sin parar, deteniéndonos lo menos posible, en pos de nuestras metas.


Mejora las relaciones interpersonales

El hecho de ligar unas letras con otras implica, como ya hemos visto, establecer vínculos neuronales y de acción, pero también implica unirnos, darnos la mano, establecer relaciones con otras personas. Las letras ligadas representan personas unidas, querencia hacia la socialización, tendencia a crear lazos afectivos y también lealtad para con los mismos. Por eso, la escritura manual ligada fomenta la inteligencia interpersonal, mejora nuestras relaciones sociales y nuestro sentimiento de pertenencia a un grupo o equipo.

Sociológicamente, es un hecho que las culturas más vinculadas con la familia, con las relaciones afectivas y con mayor preferencia por el contacto social, como son las mediterráneas –españoles, griegos, italianos- mantienen un modelo caligráfico escolar con letras ligadas. Por el contrario, en Europa central y los países del norte, como Finlandia, se apuesta por las letras desligadas en la enseñanza de la caligrafía escolar. Son éstas culturas más desapegadas en cuanto a relaciones y afectos, más independientes y más frías en cuanto a vínculos afectivos y familiares se refiere.


Mantiene joven a nuestro cerebro

Escribir a mano favorece psicomotricidad y mantiene activo nuestro cerebro. Al igual que dibujar, colorear mandalas, hacer crucigramas o montar puzzles, la práctica de la escritura manual es esencial para dinamizar la actividad neuronal y con ello prevenir o retrasar la aparición de las enfermedades de deterioro cognitivo, como el alzheimer o la demencia senil.


Ayuda a conocer a los demás

Y no podía faltar una última mención a la grafología, ciencia que precisamente estudia la escritura manuscrita y, a través de ella, la personalidad de quien escribe.

No hay nada más romántico que una carta escrita a mano. El papel escrito a mano no es sino el retrato de quien escribe ya que en él ha dejado plasmada su esencia, su personalidad, dando voz al mensaje escrito.

¿Te has preguntado alguna vez por qué no existe una escritura igual a otra? Pues porque la escritura refleja, como en un espejo, la personalidad y la forma de ser de su escritor, dejando huella de su carácter, sus emociones, su estado anímico y un montón de sellos indelebles e inigualables más.

Es por esto que la escritura manual, además de todo lo que hemos comentado, también nos ayuda a conocer a los demás, a descubrir cómo son, a diferencia de la escritura mecánica impersonal con todas sus letras iguales, rígidas, frías y sin vida. Aprovecho para decirte que, si has llegado hasta aquí en este artículo, tal vez te interese formarte en grafología con nosotros. Tienes toda la información sobre nuestros cursos en este enlace: Cursos de Grafología.


Espero que este artículo te haya ayudado a entender mejor qué es y qué beneficios proporciona la escritura manuscrita. Escribir en la computadora o en el movil está bien y es necesario, pero no debemos olvidar que nuestro cerebro funciona mejor y más deprisa si escribimos a mano. Así que ya lo sabes ¡ejercita la caligrafía! ¡No dejes de escribir a mano!

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